Overblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog

Le Monde du Sud// Elsie news

Le Monde du Sud// Elsie news

Haïti, les Caraïbes, l'Amérique Latine et le reste du monde. Histoire, politique, agriculture, arts et lettres.


Ayití, entre la liberación y la ocupación 3

Publié par Elsie HAAS sur 26 Janvier 2007, 19:22pm

Catégories : #J.ANTONIO chronique

Nous poursuivons la publication de l'article (muy largo) Ayiti, entre la liberacion y la occupacion écrit par José Antonio Gutiérrez Danton, le 8 janvier 2007. J'ai pu constater que l'analyse a intéressé pas mal de lecteurs, malgré le fait que l'article soit en espagnol et présenté en plusieurs parties.Il faut rappeler, que l'auteur qui est Chilien, inscrit les développements politiques en Haïti dans l'ensemble sud-américain. Ce regard "inter régional" dégage de nouvelles perspectives.

El gobierno, los “makout” y los “blan”[50][50] 

 
Tanbou prete pa janm fè bon dans
(“Con tambor prestado no hay buen baile”. Proverbio Haitiano)
 
Préval, desde los inicios de su campaña dejó en claro que no pediría el retiro de las tropas de ocupación. Pero no le bastó solamente con declaraciones: se dio un tour por todo el Cono Sur de América, felicitando a los gobernantes de Chile, Argentina y Brasil por el desempeño de la MINUSTAH (!) y dejando en claro que no sólo no les pediría el retiro, sino que consideraba su presencia fundamental para el proceso político haitiano. Que un gobernante, supuestamente, popular, entienda la relación entre las naciones latinoamericanas solamente en términos de una fuerza de ocupación[51][51] de naturaleza y rol, por decir lo menos, bastante cuestionable, es un escándalo[52][52].
 
El rol de la MINUSTAH y el desempeño ‘profesional’ de ésta, de lo que Préval felicitaba a Kirchner, a Lula y a Bachelet, ya han sido suficientemente criticados en anteriores artículos[53][53], así como también existe abundante información de los abusos de los cascos azules disponible en diversos sitios de fácil acceso por internet[54][54]. No es nuestra intención detenernos una vez más en los abusos cometidos directa o indirectamente bajo la dictadura de Latortue por las fuerzas de ocupación. Lo que nos interesa saber es si realmente las fuerzas de ocupación han ganado popularidad por parte de las masas o si su conducta realmente ha girado hacia un cierto respeto a los derechos humanos como para justificar las posiciones pro-MINUSTAH de Préval. La verdad es que todos los hechos nos muestran que esto no ha ocurrido, que la MINUSTAH sigue siendo el brazo armado de la oligarquía gwo manjé y la protectora de los makout que siembran el terror en los bidonville.
 
Mientras las tropas de la MINUSTAH continúan  retratando a las pandillas que simpatizan con la figura del presidente Aristide y que se oponen a las tropas de ocupación[55][55] como el principal peligro de la sociedad haitiana, y mientras sigue acosando y criminalizando a los vecinos de las barriadas populares, no se ha hecho ningún esfuerzo serio, por parte de ésta, para desarmar a las pandillas makout ni a las facciones paramilitares que operan con absoluta impunidad bajo pleno sol del Caribe. Quizás el ejemplo más brutal de este gorilismo tolerado por la ocupación, sea la existencia de un grupo makout llamado Lamé Ti-Manchet (El Ejército del Pequeño Machete) que a vista y paciencia de las fuerzas de seguridad ha reducido a machetazos a militantes populares de simpatías lavalassien en los bidonville, así como a quienes alzan la voz en contra del terror makout y la ocupación. Este grupo opera principalmente en el área de Gran Ravin / Martissant y debutaron en un partido de fútbol en el que, a vista y paciencia de 5000 espectadores, masacraron a unas 50 personas[56][56] el 20 de agosto del 2005. Desde entonces no han parado de practicar el terror a la población local. Más recientemente, entre el 6 y el 7 de julio, en una redada makout masacraron a 22 residentes del sector de Ti Bwa y quemaron 20 casas[57][57]. Entre el 24 y el 26 de septiembre en el barrio de Delouis asesinaron a 8 personas más, sin que las tropas de MINUSTAH estacionadas cerca del lugar de las redadas intervinieran en absoluto[58][58]. Entre el 3 y el 5 de diciembre, nuevamente, 8 personas murieron a raíz de la violencia makout en Martissant[59][59]. Aparte de las masacres, han estado involucrados en la eliminación selectiva de activistas y militantes, como el asesinato del activista de DDHH Esterne Bruner, asesinado el 21 de septiembre[60][60].
 
Pero el rol criminal de la MINUSTAH ha estado lejos de poder ser atribuible sólo a “pecados de omisión”: han seguido tomando parte activa en la represión, y precisamente el mismo día en que Préval asumiera el poder, el 14 de mayo, cuando los presos del Penitenciario Nacional se amotinaron, exigiendo la liberación de los presos políticos, una serie de demandas particulares (tan sólo el 90% de los presos han recibido una debida condena), así como declarando su apoyo a Préval, la MINUSTAH respondió abriendo fuego indiscriminado, asesinando cobardemente a una decena de presos[61][61]; entre el 17 y el 18 de octubre, durante una operación anti-pandillas en Sité Soléy (Cité Soléil), han vuelto a abrir fuego indiscriminado y asesinar impunemente a la población, muriendo al menos 4 pobladores[62][62]. Pero el más grave de los recientes asaltos fue realizado, por macabra paradoja, la semana de Navidad, el viernes 22 de diciembre en que tropas de MINUSTAH llegaron de madrugada a Sité Soley apoyadas por vehículos blindados (los APCs) y fuego de helicópteros. Supuestamente, se trataba de una acción anti-pandillas de secuestradores[63][63], pero en realidad, fue un acto de intimidación en que se disparó a diestra y siniestra, un acto punitivo contra una población irreductible que ha sido un bastión contra la ocupación y que recientemente ha visto masivas movilizaciones[64][64]. El triste resultado, fueron 40 muertos, todos vecinos, todos desarmados, todos pobres –baleados en la calle, baleados en el interior de sus casas por balas que cruzaban sin problemas los muros de material ligero. Los distritos atacados fueron Bois Neuf (Bwa Nef) y Drouillard, escenarios de la masacre del 6 de julio del 2005, en que las tropas de MINUSTAH, a la caza de la pandilla de Dred Wilme, mataron a cerca de 50 civiles[65][65]. Las tropas que participaron en esta masacre eran provenientes de Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia, todas tropas, por supuesto, de países con líderes supuestamente “socialistas”. Más grave aún que la balacera misma y la subsiguiente destrucción de decenas de hogares, fue el hecho de que las tropas de MINUSTAH negaran el acceso a vehículos de la Cruz Roja que pretendían auxiliar a los heridos, según comentó el mismo coordinador de la Cruz Roja para Sité Soléy, Pierre Alexis[66][66].
 
Como si esto fuera poco, los escándalos de abuso sexual por parte de los ocupantes se han seguido apilando (por cierto, hoy en día hay 319 cascos azules acusados de violación en el mundo[67][67]) y han alcanzado niveles verdaderamente sórdidos con las denuncias realizadas por la BBC acerca del abuso sexual a menores, que asumen la forma de violación abierta y pago en especias a menores a cambio de sexo[68][68].
 
La participación de regímenes populistas en la ocupación, como son Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina[69][69], así como en todos los odiosos crímenes que ella genera, no deja de arrojar luces sobre la verdadera naturaleza de estos regímenes, que se llenan la boca hablando del pueblo, de la unidad latinoamericana, pero que no dudan en auxiliar al imperialismo en sus tareas de vigilancia hemisférica. A cambio de migajas, nada más. Recuerdo cuando en marzo del 2006, en la conmemoración de los 30 años del golpe de Videla en Argentina, personeros del gobierno de Kirchner gritaban a los cuatro vientos que nunca más, que  los horrores del golpismo, que justicia.... mientras ese mismo ejército golpista de 1976 seguía inflingiendo el terror y ejerciendo su vocación golpista, esta vez, en la lejana República de Haití.
 
El carácter reaccionario de los componentes de esta misión ha quedado más de alguna vez en evidencia. Para citar solamente a Chile, hemos dicho que el ejército que hace parte de la MINUSTAH, es el ejército de Pinochet. A comienzos del año pasado, asumió la jefatura militar de la MINUSTAH, de manera interina, el General chileno Eduardo Aldunate Herman[70][70]. Este hecho, sirvió para que nos enteráramos un poco de la calaña de los componentes de la misión: este perro fue entrenado en la Escuela de las Américas en 1974. En ella, se perfeccionó en las artes de la tortura, la contra-insurgencia y se nutrió de los “ideales” de la siniestra Doctrina de Seguridad Nacional de los EEUU. Luego de ello, aplicó sus conocimientos en la práctica al asumir cargos de relevancia en la Central Nacional de Inteligencia (CNI), la brutal policía política y escuadrón de la muerte del genocida Pinochet. Esa es la clase de gente que va a “garantizar” la estabilidad y el respeto a los DDHH en Haití (¡)[71][71]
 
Otra “joya” de esta misión, que nos permite tomarle el pulso a su carácter reaccionario y fascistoide, es el cabo José Barraza, quien ha sido identificado como miembro de grupos neonazis en Chile (sorprendente como pueda parecer, hay algunos locos que se declaran neonazis en Chile, con apellidos mapuche y piel morena –pero en el fondo, no es sino la misma ultraderecha de antaño reciclada en una nueva moda para ser más “chick”). Solamente hay que imaginarse qué conducta puede esperarse de un neonazi en una nación negra, cubierto con el velo de la impunidad que les da el carácter de fuerzas ocupantes. Barraza tuvo que volver a Chile a fines de mayo del 2006 por investigaciones relativas al asesinato de un joven a manos de estos delincuentes fascistas a los que él estaba asociado. Este no es un hecho menor, y se conoce muy bien el carácter profundamente fascista de la ideología del Ejército en Chile. Pinochet mismo era un admirador del nazismo, y todo el ejército se ha nutrido de prusianismo, por un lado, y de la Doctrina de Seguridad Nacional de los yanquis, por otra. El Ejército chileno se encuentra absolutamente penetrado por redes vinculadas a la ultraderecha que no han vacilado en convertirse en grupos de choque de los ricos cuando éstos los han requerido (Patria y Libertad, Acción Chilena Anti-Comunista y los payasos Neo-Nazis, son solamente distintos nombres para identificar al mismo factor político y social). En la investigación sobre el asesinato del joven en que se implicó a Barraza, emergieron los nombres de otros siete milicos vinculados al neonazismo. La inmensa extensión de estas redes en el Ejército se puede sospechar a partir de este incidente[72][72]. ¿Puede esta gente que ni siquiera en su propio país se comportan como humanos, comportarse mejor en una misión de ocupación? Lo dudamos. Esta clase de mercenarios son la fuerza perfecta que requieren los makout y los gwo manjé para practicar su terrorismo de clase.
 
El Pueblo dice basta a la ocupación y los “blan” no dicen nada: sólo disparan
 
Ti chen gen fòs devan kay mèt li
(“Un perro pequeño es fuerte frente a la casa de su amo”. Proverbio Haitiano)
 
Dado este auténtico prontuario criminal de la MINUSTAH no nos sorprende de que el rechazo del pueblo ayisien a la ocupación sea un hecho categórico. Pero no es solamente por el carácter gorila de sus miembros que el pueblo ayisien quiere que la ocupación se vaya. Este rechazo es, además, producto de que Ayití es un país que en su historia ha sido intervenido, ocupado, invadido, saqueado y bloqueado en innumerables ocasiones. El pueblo está aburrido de estas intervenciones, está aburrido de que se pisotee su soberanía y los derechos populares, siempre con razones humanitarias a flor de labios. El pueblo dice basta y quiere ver a las tropas extranjeras fuera.
 
Las protestas contra la ocupación son una constante y la represión es la única respuesta que el pueblo en las calles recibe de parte de sus auto-proclamados “defensores”. Las fechas simbólicas sirven para que se exprese la bronca contenida y la voluntad de cambio político profundo[73][73]. El 15 de julio, que es el cumpleaños de Aristide, el pueblo, al igual que el año anterior, salió a las calles a protestar por su retorno, haciéndose sentir las protestas contra las fuerzas de la ocupación que bloquearon el ingreso de la marcha a las cercanías del Palacio Presidencial, amenazando con disparar; se calcula que sobre 30.000 personas se tomaron las calles de Puerto Príncipe para hacer sentir su voz[74][74]. El 30 de Septiembre, que se celebra un nuevo aniversario del golpe fascista de Cedras (1991) que derrocó por primera vez a Aristide, miles de personas marcharon por las calles de los bidonville (Belè, Sité Soléy, etc.)[75][75], exigiendo el retiro inmediato de la MINUSTAH, el retorno de Aristide, la liberación de los presos políticos y el fin a la represión[76][76].
 
El pueblo también protestó vehementemente contra la violencia de la ocupación los días 24 de octubre, en que los estudiantes se manifestaron, y el 27 de octubre, cuando miles de vecinos de Sité Soley se manifestaron también con mucha bronca contra la matanza ocurrida los días 17 y 18 de octubre en Sité Soley[77][77].
 
La relación entre la lucha contra esta nueva ocupación imperialista y la heroica gesta de los esclavos que derrotaron a sus amos colonialistas entre 1791-1804, apareció con todo su potencial simbólico el 18 de noviembre, cuando se conmemoró un nuevo aniversario de la batalla de Vertiéres (Vétyé, 1803), victoria definitiva sobre las tropas francesas, que será el hecho decisivo que llevará a la independencia de Ayití. Este día, pobladores y estudiantes[78][78] salieron a las calles a protestar en contra de la MINUSTAH, en contra de la ocupación, por la autodeterminación. A demostrar que la gesta de los esclavos no está olvidada y que sus descendientes hoy renuevan ese combate contra el imperialismo. El pueblo salió a la calle, pese a que tropas de MINUSTAH dispararon en Sité Soléy el día anterior de la manifestación convocada, para intimidar y atemorizar a la población. Pero el miedo no pudo más, y el pueblo salió a protestar al día siguiente[79][79].
 
La última de estas grandes manifestaciones en fechas simbólicas, tuvo lugar el día 16 de diciembre, día en que se conmemora un nuevo aniversario del triunfo electoral de Aristide (1990), convirtiéndose en el primer presidente democráticamente elegido en la historia de Ayití. Ese día miles de personas marcharon en la zona metropolitana de Puerto Príncipe sin que se registraran incidentes, en manifestaciones convocadas por el "Mouvement National pour Sauver Haïti" (Movimiento Nacional para Salvar a Haití –MONSAH), vinculado a Lavalas[80][80]. Los incidentes recién vendrían a ocurrir con la acción punitiva del 22 de diciembre...
 
Luego de las jornadas de lucha de febrero de este año, las protestas populares recién vinieron a repuntar hacia finales del 2006; en parte, porque durante algunos meses el pueblo dio a Préval un respiro para ver en qué dirección se encaminaría; en parte, porque las fechas simbólicas se aglutinan principalmente, hacia finales de año; pero más que nada, porque objetivamente, el cambio que se esperaba no vino. La MINUSTAH sigue ahí, con sus 9.000 efectivos; siguen alrededor de 1.000 presos políticos aún en la cárcel (aunque ya hayan sido liberados algunos cuantos que tenían mayor renombre), los makout siguen ejerciendo el terror y la represión continúa como de costumbre. A lo que hay que sumar la oprobiosa miseria que debe acarrar sobre sus hombros el ayisien promedio, que no se ve en nada aliviada con las medidas económicas ni con las políticas sociales hasta ahora adoptadas por Préval.
 
A la voz clara del pueblo ayisien pidiendo el fin de la ocupación, ha seguido la represión por parte de MINUSTAH, así como el respaldo pleno y absolutamente carente de la más mínima crítica por parte de Préval hacia esta fuerza de intervención imperialista (cuando no ha guardado un silencio cómplice absoluto)[81][81]. Pero pongamos las cosas claras: Préval nunca fue muy ‘radical’. Préval nunca planteó en su campaña la necesidad de realizar profundos cambios económicos –muy necesarios por cierto- en la estructura política o económica haitiana. El suyo, es un gobierno que pese a llegar de la mano de la presión popular, se debe en última instancia a que tiene el permiso de los poderes imperiales y al derrocamiento de Aristide y él lo sabe.
 
En su clásica obra sobre la revolución Ayisien, que llevara a la creación de la República de Haití, C.L.R. James nos dice de Toussaint L’Ouverture[82][82] y sus vacilaciones ante los colonialistas franceses que “Las realidades a las que el historiador se ve condenado pueden, a veces, simplificar las trágicas alternativas a las que (L’Ouverture) se vio enfrentado”[83][83] El actual momento también es de inflexión histórica. Habiendo existido alternativas, Préval ha hecho una opción política clara. Eso hace que los presos sigan en la cárcel, que profundice aún más el neoliberalismo con toda la miseria que esto acarrea y que Aristide no vuelva; su sola presencia resultaría amenazadora... Los EEUU han dicho que su retorno podría “desestabilizar” a Haití. Consecuente con esto, ha optado por ser la cara limpia, la cara democrática de la ocupación (que el títere de Latortue no podía tener, por haber estado directamente implicado con los gwo manjè y con los golpistas). Préval no ha desafiado al imperialismo en términos políticos ni económicos; menos lo hará en cuanto a su política militar, pues, a fin de cuentas, MINUSTAH es el único sostén militar de su débil gobierno.
 
Crisis general del Estado oligárquico y dependiente
 
M’fin mouri, m’pa pè santi
(“Ya me morí, no temo al hedor”. Proverbio Haitiano)
 
Hemos dicho ya que la política de Préval ha sido deliberada, que no se trata sencillamente de una política que se deduzca necesaria y fatalmente de las complejas condiciones en que le toca asumir el poder. Pues aún con todas las limitaciones en su campo de opciones, esto no quiere decir que haya carecido de ellas. Y aún careciendo de opciones significativas, aún le quedaba el recurso de denunciar, aún le quedaba el recurso ‘discursivo’, por así llamarlo. No obstante, es necesario recalcar que esta crisis no es meramente una crisis de liderazgo, sino que refleja inequívocamente la crisis profunda de un Estado amoldado y re-amoldado acorde a los intereses de una pequeña camarilla de capitalistas criollos y extranjeros. Este Estado, es la encarnación del tipo de capitalismo dependiente más retrógrado y atrofiado que haya existido en Nuestra América. Y ese modelo de acumulación capitalista entra en crisis, de la mano con el Estado. La actual crisis pone en evidencia la inadecuación absoluta del marco institucional y del modelo económico vigente en Ayití.
 
Esta crisis presenta elementos tanto coyunturales –como ser los efectos específicos del neoliberalismo en toda la precaria economía haitiana- como elementos estructurales. El Estado que actualmente está en crisis, es el Estado que se impuso con la primera invasión norteamericana en 1915. Lo mismo puede decirse, hasta cierto punto, del modelo económico -la invasión norteamericana, marca el inicio de un importante flujo de capitales hacia el campo que empieza sistemáticamente a destruir la economía campesina ayisien, así como también marca el cambio del sistema de propiedad de la tierra para acomodarlo a los intereses imperialistas. Esa es la punta de lanza para llegar al moderno control absoluto que el imperialismo tiene sobre la economía de ese país. Pero a su vez, ese Estado sólo fue posible, por una serie de elementos estructurales incubados en la sociedad haitiana desde los momentos de la independencia y que se fueron exacerbando a lo largo de la historia de la república haitiana para colapsar efectivamente, ante la primera ocupación yanqui. Desde entonces, la vida política haitiana se ha centrado en la búsqueda de mecanismos transitorios para sortear esta crisis.
 
El elemento fundamental de esta crisis –que tiene sus antecedentes en el colapso del sistema de plantaciones, en el carácter mercantilista de la burguesía y en el carácter burocrático-militar de los estratos dominantes- se expresa en el carácter absolutamente parasitario e improductivo de la oligarquía gwo manjé. Esto originó un modelo de acumulación capitalista que descansaba primordialmente en la súper-explotación del campesinado mediante la aplicación de impuestos indirectos (predominante desde aproximadamente 1820). El agente de acumulación capitalista para la oligarquía local se centraba, entonces, en el Estado mismo[84][84]. Su control, por tanto pasaba a ser un asunto de vida o muerte para las distintas facciones de esta burguesía: “la mayor parte de los frutos del trabajo de los campesinos, eran apropiados por la alianza de gobernantes y comerciantes, y luego transferidos al extranjero. Los terratenientes se llevaban el resto. Ninguno de estos tres grupos reinvertía el plus valor que expropiaban: no había acumulación de capital local”[85][85]. Ante la incapacidad de acumular localmente, por el restringido mercado interno haitiano, la oligarquía dependía estructuralmente del imperialismo para enriquecerse, requiriendo de su beneplácito para poder acceder a los mercados extranjeros. Estructuralmente, se volvieron así en agentes del imperialismo y su condición burguesa dependía exclusivamente de la mantención de esos lazos de dependencia[86][86].
 
Ligado al hecho de que el Estado era el mecanismo por excelencia para la acumulación de plusvalía y el regulador del mercado, tenemos que el Estado “permitía a sus administradores, así como a algunos de sus subordinados, trepar en la escalera social; y redistribuía parte del plus valor extraído a los campesinos, de vuelta a los empleados civiles y militares del Estado”[87][87]. Tenemos entonces que el Estado, por ser el mecanismo central de extracción de plus valor, se convirtió en una estructura de promoción social, en la rueda de la fortuna con que la pequeño-burguesía y las clases medias (profesionales) podían acceder a un poco de riqueza en una sociedad con una economía tan poco dinámica y atrasada. “Profesionales y comerciantes minoristas se movían, como en un péndulo, de un trabajo mediocre al otro, sobreviviendo de una temporada a la otra, esperanzados en que la fortuna política les llevara al ministerio de sus sueños, a la embajada de su gusto o al terreno del alto comercio (...) vivían del sistema, incapacitados de influenciarlo como grupo hasta que, o a menos que –como individuos- se aventuraran en el escenario político”[88][88].
 
Como consecuencia de ello, “Las disputas partidarias necesariamente se volvieron más complejas con el aumento del número de parásitos –particularmente, de la pequeño-burguesía profesional- que mantenía la vista puesta en las posiciones del aparato estatal. De hecho, sin un camino de salvación por fuera del Estado, el número de individuos deseosos de ser ministros o presidente tenía que aumentar, al igual que el número de aquellos que querían puestos menores en el servicio público (...) porque la pequeño-burguesía profesional era incapaz de reproducirse por fuera del Estado. Desde el punto de vista de las clases medias, la política (...) era una profesión. Para muchos, de hecho, la única profesión que podían practicar.”[89][89]
 
Este hecho es notable y explica mejor que un abrupto auge en el sentimiento del deber patriótico, por qué en las últimas elecciones de Haití hubo 54 candidatos. Este crecimiento del interés en “la política” de la ínfima clase media se ve acompañado de una creciente apatía de la población hacia ella: Durante las últimas elecciones locales, se calcula que menos del 10% de los electores urbanos participaron (aunque en ciertas zonas rurales el porcentaje haya alcanzado al 60%)[90][90]. Lo cual está muy por debajo del magro 40% que proyectaba el Consejo Electoral Provisorio (CEP)[91][91]. Esta apatía hacia “la” política, bastante entendible por lo demás, no debe entenderse como apatía hacia “lo” político: el pueblo ayisien es uno de los pueblos de Latinoamérica con una de las tradiciones organizativas y de lucha más hondas, sólidas y combativas. Hay un alto grado de conciencia, hay una extensa red de organizaciones de base que cubre a todo el país, desde el campo a la ciudad, pese a la sostenida represión que han enfrentado por décadas. Este hecho hace aun más patente la completa dislocación entre el aparato político institucional y aquel del cual el pueblo se ha dotado autónomamente.
 
Aclaremos entonces: este sistema político y económico no fue creado por la intervención norteamericana, pero sus elementos transversales, que han sido característicos en el desarrollo de Haití, se agudizaron con la intervención (lo que se reflejó en el aumento de la dependencia y en el carácter crecientemente parasitario de los gwo manjé). El Estado sigue siendo el mecanismo de acumulación primario en un país absolutamente deforme, en donde las remesas, el tráfico de drogas, el lavado de dinero y la ayuda humanitaria, juegan un papel más grande que cualquier otra actividad productiva[92][92].
 
La actual crisis y el control imperialista han llevado estas situaciones al paroxismo: a nadie causa sorpresa que la policía y diversos burócratas de alto y bajo rango se encuentren periódicamente acusados de corrupción, tráfico de influencias y de tirar mano sobre las actividades ilícitas mencionadas. El dictador François Duvalier “Papa Doc” llegó al extremo de traficar braceros haitianos, desde el Estado, para trabajar en la caña de azúcar dominicana al precio de U$60 dólares por cabeza[93][93]. El robo abierto de los representantes del Estado, no es un fenómeno nuevo: Dessalines[94][94] mismo utilizaba el dinero del erario público en sus amantes con tal descaro, que una de ellas enviaba sus cuentas y deudas directamente al tesorero de la provincia del sur[95][95]. Pero este saqueo de los fondos públicos comienza a hacerse ya brutal desde la dictadura de los Duvalier, al punto que de un préstamo de U$22 millones adquirido por el Estado Haitiano con el FMI en 1980, U$16 millones fueron a parar directamente al bolsillo del dictador[96][96]. Ni qué decir que después de su caída en 1986 se retiró a su exilio con cuentas bancarias repletas y gastos pagados en Francia. Así se inauguró una cierta tradición de gobernantes que hacen dinero con una rapacidad escandalosa por el breve tiempo que saben que duraran en el poder y luego se retiran con todos los fondos robados al exilio, dejando al Estado absolutamente desfalcado tras de sí. Tenemos los ejemplos de Cédras, quien se exilió a manos llenas a Panamá en 1994 y recientemente a Gerard Latortue, quien se escapó a EEUU luego de que Préval asumiera el poder, habiendo robado todo cuanto pudo. Para dar un ejemplo de la dimensión del robo de Latortue, digamos, simplemente, que su sobrino Youri Latortue recibió durante su dictadura[97][97] un sueldo de €20.000 mensuales por garantizar su seguridad personal[98][98]. El saqueo y los favores concedidos al imperialismo son premiados con impunidad y exilio deluxe.
 
Es necesario insistir que no se trata aquí de una simple cuestión de buenos o malos, sino que de las dinámicas de las clases sociales y de la lucha de clases, así como de la naturaleza de las estructuras e instituciones sociales que la reflejan y que, a la vez, le dan forma. Esta dinámica es la que ha llegado a un agotamiento absoluto, y cualquier intento de reformar esta dinámica, este sistema social, sin cuestionar las estructuras de fondo que le mantienen, está condenado a chocar con un inmenso muro. Este muro es el que demarca las limitaciones estructurales objetivas para cualquier proyecto reformista en Ayití –aunque Préval ni siquiera llegue a este punto, optando por acomodarse al marco impuesto por este modelo económico y político agotado, renunciando al más tibio intento de reforma.
 
 A SUIVRE
Prochain chapitre : Haití y la crisis del reformismo

 Notes:
[50][50] Blan quiere decir “blanco” en kréyol. Este es el nombre que popularmente se le da a los miembros de la MINUSTAH por parte de los ayisien. El epíteto no dice necesariamente relación con una cuestión racial, pues de hecho, en la MINUSTAH se encuentran personas de toda gama de colores. Más bien dice relación con la memoria popular ayisien, que aún recuerda el oprobio de la esclavitud y el sistema de la pigmentocracia de épocas coloniales, y utiliza blan como sinónimo de opresores.
[51][51] Que se recuerde el escándalo que se armó en Chile cuando la ministra Vivianne Blanlot propuso que se otrogaran créditos blandos a Haití –derecha y gobierno saltaron en contra de tal propuesta, llegando Evelyn Matthei (senadora UDI) a decir que Blanlot se había impresionado demasiado con la pobreza haitiana. En esa misma semana, el gobierno y el parlamento aprobaban prolongar la estadía de las tropas chilenas en ese país diciendo que “Chile una vez más está dando una señal y cuando se trata de acudir solidariamente a situaciones tan dramáticas, como la que se vive en Haití, somos capaces de construir una unidad nacional y esto se convierte en una política de Estado que nos representa a todos” (toda esta polémica está en La Nación, Chile, 17/05/06). O sea, la ‘solidaridad’ existe en  términos militares, para participar de invasiones imperialistas, pero no para facilitar créditos blandos a una nación necesitada... ¿Qué clase de solidaridad es esa? Hay plata para milicos, pero no para créditos. Qué lindura, ¿no?
[52][52] “Visite Présidentielle: Rien de Nouveau sous le Ciel de Buenos Aires” Pierre Lamour, Haiti Tribune, no.32, abril del 2006.  Revisar también http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=2698
[53][53]http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=2161  http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=1063
[54][54] Particularmente detallada es la información disponible en www.haitiaction.net
[55][55] En un país en donde la izquierda carece de expresiones orgánicas significativas, es lógico que la legítima resistencia armada a la ocupación se va a expresar, igualmente, de manera inórganica. El fenómeno de las pandillas con discurso político es expresión de ello.
[56][56] “5,000 soccer fans in Haiti witness machete and hatchet massacre by police and the new death squads” http://www.haitiaction.org/News/TL/8_26_5/8_26_5.html
[57][57] “Nouveau Massacres á Martissant” Haiti Progrés, 12-18 de julio, 2006.
[58][58] “New Offensives by UN Soldiers, Police & Death Squads –a War against the Poor” David Welsh, http://www.haitiaction.org/News/HAC/10_14_6/10_14_6.html
[59][59] “At least 8 people were killed in a Port-au-Prince slum...” 7 de diciembre, 2006 http://haitisupport.gn.apc.org/whats_new_index.html
[60][60] David Welsh, op. cit.
[61][61] “UN accused of slaughter inside Haiti ’s National Penitentiary” 14/05/06 www.haitiaction.org
[62][62] “At least four people were reportedly killed...” 19 de octubre, 2006. http://haitisupport.gn.apc.org/whats_new_index.html
[63][63] “Stop the UN troops genocidal attacks in Sité Soley” Ezili Danto, Haiti Progrés, 27 de diciembre del 2006 al 2 de enero del 2007. Para las excusas entregadas por el gobierno (lucha contra la delincuencia), ver “Le premier ministre durcit le ton vis-á-vis des bandits” 26/12/06 www.metropolehaiti.com
[64][64] “Nouveau Massacre a Cité Soleil” Haiti Progrés, 27 de diciembre del 2006 al 2 de enero del 2007.
[65][65] “Haiti’s UN occupation forces carry out massacre of poor in Port-au-Prince” 08/07/05; “Evidence mounts of a UN massacre in Haiti” 12/07/05; “UN “peacekeepers” in Haiti accused of massacre” 13/07/05; los tres artículos en www.haitiaction.org
[66][66] “The UN’s Christmas Present to Haiti ”, http://www.haitiaction.org/News/HAC/12_25_6.html
[67][67] http://elsie-news.over-blog.com/article-5157239.html . Ver también “UN shame over sex scandals”, Francis Elliott & Ruth Elkins, The Independent, 07/01/07
[68][68] “Fears over child abuse” Haiti Progrés, 6-12 de diciembre, 2006.
[69][69] No vale la pena siquiera mencionar a Chile, pues pese a lo que se pueda pensar en el extranjero, por el pasado socialista de Bachelet, su discurso abiertamente pro-yanqui y neoliberal no la clasifica ni siquiera como populista.
[70][70] “UN Commander dead in Haiti amid pressure from elite” Haiti Information Project, 08/01/06
[71][71] “Macoutes et Opportunistes du Chili Exportés en Haiti” José A. Gutiérrez, Haiti Tribune, diciembre, 2005.
[72][72] “Nuevo Suboficial de Ejército vinculado a grupo neonazi” La Nación, Chile, 17/05/06
[73][73] El paralelo con Chile es notable: el 11 de septiembre se convirtió en la fecha en que la protesta se prende, aún en los años de mayor reflujo de las luchas sociales (mediados de los 90s)
[74][74] “Thousands March for Exiled Aristide in Haiti ”, Joseph Guyler Delva, www.tiscali.co.uk/news 16/07/06
[75][75] “30 sektanm 1991 -30 sektanm 2006: mas yo toujou mobilize” Haiti Progrés, 4 al 10 de octubre, 2006.
[76][76] “Thousand march in Haiti demanding an end to reign of terror” David Welsh, Haiti Action Committee www.haitiaction.net 14/10/06
[77][77] “Thousands of Haitians protested Friday in the streets of Port-au-Prince district demanding the withdrawal of United Nations forces” http://haitisupport.gn.apc.org
[78][78] “Vétyé: Etydian kanpe kont fós okipasyon -Platfóm Inivésite Ayisien”, Haiti Progrés, 22 al 28 de noviembre, 2006.
[79][79] “MINUSTAH: De provocation en provocation” Haiti Progrés, 29 de noviembre al 5 de diciembre, 2006.
[80][80] “16 décembre 90 -16 décembre 2006: la lutte continue” Haiti Progrés, 20 al 26 de diciembre, 2006.
[81][81] Una interesante crítica a la línea de Préval se puede encontrar en la evaluación hecha por Ben Dupuy, líder del Parti Popilé Nasyonal (Partido Popular Nacional –PPN), a los primeros 100 días del gobierno de Préval. “PPN fé bilan 100 jou gouvénman Préval/Alexis a” Haiti Progrés, 25-31 de octubre, 2006.
[82][82] Uno de los principales caudillos de la Independencia.
[83][83] “The Black Jacobins”, C.L.R. James, Penguin Books, 2001, p.236
[84][84] Trouillot, op.cit., p.62
[85][85] Ibid., p.84
[86][86] Esta forma particular de expresión de la dependencia es descrito magistralmente por Alex Dupuy en su obra “Haiti in the World Economy”, pp.8-9, Westview Press, 1989.
[87][87] Trouillot, op.cit. p.84
[88][88] Ibid., pp.78-79
[89][89] Ibid, p.86
[90][90] Aunque también puede haber jugado algún rol en el bajo porcentaje de votantes el hecho de que el CEP (Consejo Electoral Provisorio) no habilitó suficientes centros de votación, así como de algunos actos de violencia e intimidación aislados –suficientes para dejar cuatro muertos-, la pérdida de confianza en “la” política es, indiscutiblemente, la causa de mayor peso para la tendencia a la abstención en Haití.
[91][91] “Elections, Désordre, Magouille et Abstention!” Haiti Progrés, 6-12 de diciembre, 2006.
[92][92]Un interesante análisis de este rol del Estado, lo encontramos brevemente en “Haiti: the struggle of the masses continue”, Jan Mackandal, 12 de abril, 2006
 http://www.anarkismo.net/newswire.php?story_id=2862
[93][93] Michelle Harrison “King Sugar”, LAB, 2001.
[94][94] Líder de la revolución y primer presidente haitiano; luego auto-proclamado Emperador (1804-1806)
[95][95] Trouillot, op.cit. p.66
[96][96] Ver “La Invasión a Haití: la Cara Sucia de las Razones Humanitarias”, J.A. Gutiérrez, p.18, ed. OSL, Argentina, 2004, p.14.
[97][97] Insisto en llamar al gobierno de Alexandre y Latortue una dictadura, en vez de llamarlo con el eufemismo de “gobierno de facto”; la única razón por la que el gobierno de Latortue no ha sido llamado dictadura, es porque no estableció directamente un control militar, pero esto se debió exclusivamente a la ausencia de Ejército en Haití. Ese rol coercitivo lo cumplieron los makout y la MINUSTAH. No veo, entonces, razones para no llamar al régimen de Latortue abiertamente dictadura, pues eso es lo que fue.
[98][98] “Pime Minister Rejects Corruption Accusations” 01/06/05 http://www.haitipolicy.org Gerard Latortue, ni siquiera intenta dar explicaciones por este sobresueldo, sólo desmiente que se trate de corrupción y plantea que las embajadas hacen lo mismo.

Commenter cet article

Archives

Nous sommes sociaux !

Articles récents